Objetivos, justificaciones e impactos en la contratación pública de Ecuador
Este documento presenta un análisis detallado del Decreto Nro. 57, que reforma el Reglamento General de la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Contratación Pública y la Ley Orgánica del Servicio Público. Explora sus objetivos, justificaciones e impactos clave para una comprensión integral.
Fortalecer la integridad y combatir la corrupción: Garantizar la ética pública, la seguridad integral y una sociedad libre de corrupción, alineado con principios constitucionales y convenios internacionales.
Optimizar la gestión pública: Impulsar la eficiencia, la calidad y la relación costo-beneficio en las adquisiciones de bienes, servicios y obras, asegurando la adecuada distribución de la riqueza y la estabilidad económica.
Modernizar y armonizar el marco legal: Reglamentar y adecuar la normativa secundaria a las reformas introducidas por la Ley Orgánica de Integridad Pública y otras leyes recientes.
Mandatos Constitucionales y Legales: Cumplir con los deberes primordiales del Estado establecidos en la Constitución y aplicar las “reformas significativas” de leyes orgánicas recientes, como la Ley de Integridad Pública y la Ley para la Lucha contra la Corrupción.
Compromisos Internacionales: Adherirse a las obligaciones de transparencia y prevención de la corrupción de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción.
Necesidad de Adecuación: Armonizar la normativa secundaria existente con los cambios legislativos para una aplicación efectiva.
Sobre Estadísticas: El decreto no incluye estadísticas explícitas (datos numéricos) para justificar las reformas; se apoya en fundamentos legales, principios y la necesidad de alineación normativa.
El Decreto Nro. 57 establece un marco normativo más exigente y detallado, buscando erradicar la corrupción y mejorar la eficiencia en la gestión de los recursos públicos en Ecuador. Un paso hacia una administración más sólida y confiable. 🇪🇨
Vivimos tiempos de agitación política. Desde el ascenso de figuras como Donald Trump en Estados Unidos y el Brexit en el Reino Unido, hasta la consolidación de nuevos liderazgos y movimientos en Europa y América Latina, un hilo conductor parece unir el panorama global: la polarización y el auge de narrativas populistas que desafían el statu quo. Las certezas de ayer se desvanecen, y una creciente desconfianza hacia las instituciones tradicionales —partidos políticos, gobiernos y, sobre todo, los medios de comunicación— se ha convertido en la norma.
Pero este cambio político no puede entenderse sin su otra mitad: una revolución silenciosa, pero implacable, ha transformado nuestra manera de comunicarnos. La era de los grandes medios de comunicación que marcaban la agenda nacional ha dado paso a un ecosistema mediático híbrido, fragmentado y caótico. Hoy, las conversaciones políticas cruciales no solo ocurren en los debates televisados, sino en hilos de Twitter, grupos de WhatsApp, videos de TikTok y foros de Reddit. Cada ciudadano habita, en mayor o menor medida, su propia burbuja informativa, donde algoritmos invisibles refuerzan sus creencias y lo aíslan de puntos de vista disidentes.
En este nuevo escenario, ¿cómo se gana una elección? ¿Cómo se construye un consenso? ¿Cómo se moviliza a la ciudadanía? Las estrategias que funcionaron durante décadas hoy resultan ineficaces. Conceptos tradicionales de la comunicación política —como el gatekeeping (el control informativo de los medios), el framing (la forma de encuadrar los debates), el agenda-setting (la capacidad de los medios para priorizar ciertos temas), e incluso las teorías sobre media effects— están siendo cuestionados o directamente desbordados por la realidad.
Es precisamente aquí donde el análisis de académicos como W. Lance Bennett y Barbara Pfetsch se vuelve no solo relevante, sino fundamental. En su influyente artículo Rethinking Political Communication in a Time of Disrupted Public Spheres, diagnostican con lucidez el fin de una era y nos invitan a repensar los marcos teóricos sobre los que se ha construido buena parte del análisis político contemporáneo. Su propuesta va más allá de una crítica académica: es un llamado urgente a realinear el estudio y la práctica de la comunicación política con un entorno profundamente alterado por las redes digitales, la pérdida de confianza institucional y la proliferación de realidades informativas paralelas.
El texto argumenta que ya no basta con estudiar medios, audiencias y efectos como si operaran en un sistema coherente. Hoy, la influencia es descentralizada, los flujos informativos son múltiples y contradictorios, y los ciudadanos ya no son receptores pasivos, sino productores y curadores de sus propios relatos. El gatekeeping se diluye en redes sociales donde los filtros son algorítmicos y sociales; el framing se convierte en una práctica participativa y efímera; el agenda-setting pierde fuerza frente a la dispersión de agendas; y los efectos mediáticos se diluyen en una lógica de autoexposición selectiva. Todo esto ocurre en un contexto donde las instituciones democráticas tradicionales —partidos, parlamentos, prensa— luchan por mantener su legitimidad y su capacidad de articulación.
Y este nuevo entorno no es neutro: erosiona los consensos básicos, habilita la desinformación, debilita la deliberación pública y abre espacio a movimientos autoritarios. Entenderlo no es solo un ejercicio teórico, sino una urgencia política. La “tormenta perfecta” descrita por los autores —fragmentación mediática, desafección institucional, desinformación viral— exige nuevas competencias y nuevas estrategias para quienes buscan intervenir en el espacio público con eficacia.
Para destilar estas ideas complejas y convertirlas en una herramienta práctica, hemos preparado la siguiente infografía. En ella encontrarás un resumen visual de los conceptos clave del artículo: desde el diagnóstico de los “escombros” de la esfera pública tradicional, hasta los imperativos estratégicos que cualquier actor político, institucional o comunicador debe dominar para sobrevivir y tener impacto en el siglo XXI.
Un análisis estratégico para navegar la era de la disrupción.
Basado en “Rethinking Political Communication” (Bennett & Pfetsch, 2018)
Partidos centrales “huecos”, pérdida de confianza y el fantasma de la “post-democracia”. El terreno es fértil para la antipolítica.
Coexisten lógicas de medios tradicionales y digitales. Un entorno caótico de alta elección, donde la desinformación compite en igualdad de condiciones.
Audiencias en “burbujas de filtro”, con alta exposición selectiva y sesgos de confirmación. La persuasión masiva es casi imposible.
📢 Consecuencia Estratégica: Auge de los movimientos populistas que explotan la desconfianza, atacan a la “prensa élite” y construyen realidades paralelas para sus bases.
Estamos en la “Cuarta Era de la Comunicación Política”. Los manuales anteriores han caducado. Quien no entienda la nueva dinámica, pierde.
El control del flujo de información ya no es de los medios. Ahora se trata de vigilar y capitalizar lo que se viraliza en redes, a través de algoritmos y multitudes. La influencia es descentralizada.
El encuadre ya no se impone, se co-crea en red. Las comunidades digitales construyen y refuerzan sus propios marcos interpretativos. La batalla es por la narrativa de nicho, no por el titular general.
La agenda ya no la marcan solo las élites institucionales. Existen realidades informativas paralelas (ej. alt-right) que movilizan a grandes audiencias al margen de los medios tradicionales, y a veces, los contaminan.
No hay “una” agenda pública, sino una competencia caótica de agendas en distintas plataformas. La clave es dominar la agenda de tu público objetivo, no la de la portada del periódico.
El paradigma de “efectos mínimos” regresa con fuerza. La persuasión directa es rara. El impacto depende del contexto, la confianza en la fuente y la predisposición del receptor. La comunicación debe ser quirúrgica, no masiva.
Mapear flujos de información, identificar nodos de influencia (humanos y bots) y entender la agencia de los algoritmos. Es la nueva cartografía del poder.
Las campañas, narrativas y desinformación cruzan fronteras instantáneamente. La estrategia de comunicación no puede tener una visión exclusivamente nacional.
La estrategia debe ser fluida, capaz de operar simultáneamente en la lógica de la TV, la prensa, Twitter, TikTok y los grupos de WhatsApp. Cada canal tiene su propio lenguaje y tempo.
La última encuesta de Comunicaliza que se realizó del 20 al 22 de enero del 2025 revela que Daniel Noboa mantiene su liderazgo en la intención de voto para las elecciones presidenciales de Ecuador, tras el debate reciente. Con un 36.9% de respaldo, que representa un +0,8 en comparación a la encuesta previa al debate.
Le sigue de cerca Luisa González, candidata del correísmo, con un 32.4% de intención de voto, con un -0,6 en comparación a la pasada encuesta, lo que refleja un escenario competitivo para ambos contendientes.
En tercer lugar, se ubica Andrea González, con un 4.1%, que incrementó +3,7 tras su participación en el debate presidencial, mientras que Leonidas Iza apenas alcanza el 0.2%, (-0,2). Otros candidatos como Luis Felipe Tillería y Pedro Granja se mantienen con bajas cifras, 1.2% y 1.0%, respectivamente. Por su parte, Jimmy Jairala obtiene un 0.8%, lo que también lo coloca en la parte baja de la tabla.
Mientras que se observa una reducción en el porcentaje de votos blancos o nulos, que actualmente se ubica en 7.8%, lo que representa una disminución de -2.1% en comparación con encuestas anteriores. Este retroceso podría indicar una mayor definición por parte de los votantes en cuanto a sus preferencias. Asimismo, el porcentaje de aquellos que aún se declaran indecisos, con la opción de “No lo sé”, ha disminuido en 2.5%, alcanzando ahora un 11.4%.

Esta encuesta refleja las tendencias de opinión pública y puede cambiar conforme se acerque el día de la elección, pero por ahora, Daniel Noboa sigue consolidando su posición como el principal candidato presidencial.
La encuesta de Comunicaliza también destaca las principales preocupaciones de los ecuatorianos en este periodo electoral. El 35.6% de los encuestados señala que la inseguridad es el problema que más les afecta, lo que refleja la creciente preocupación por la violencia y los altos índices de criminalidad en el país. En segundo lugar, el 21.4% menciona la falta de empleo como una de las principales dificultades que enfrentan, indicando una fuerte preocupación por las oportunidades laborales y el bienestar económico de las familias. Por último, el 14.5% de los consultados apunta a la situación económica del país, lo que demuestra que, aunque sigue siendo una preocupación significativa, no ocupa el primer lugar en la agenda de los votantes en este momento. Estas cifras subrayan los temas clave que los candidatos deben abordar para conectar con la población y ganar su apoyo en las urnas.

“El voto se ha ido repartiendo de una manera muy sostenida, sobre todo entre los dos primeros: Daniel Noboa y Luisa González”, dijo Álvaro Marchante, gerente de Comunicaliza, sobre la intención de voto para las elecciones de febrero.
“Daniel Noboa sube 3,2 puntos y se sitúa por encima del 36,1%; en el caso de Luisa González también tiene un crecimiento de estas dos últimas semanas de 3,7 puntos, situándose en el 33%”, detalló Marchante este jueves 16 de enero de 2025 en el espacio de Entrevistas de 24 Horas, en Teleamazonas.
Según las encuestas virtuales realizadas por Comunicaliza, hay un 14% de votantes indecisos. Sin embargo, Marchán asegura que “no hay mucho para repartir”, pero “ahora vendrán las estrategias de campaña para lograr captar los votos del rival”.
Por ahora, el presidente candidato Noboa mantiene una valoración positiva del 54,8%, “viene creciendo varias semanas de manera sostenida desde que empezó el final de los apagones”. Mientras que González acumula 44,4%, “reduciendo la gente que no sabe valorarla o que indica que no la conoce lo suficiente para valorarla”.
Las encuestas realizadas entre el 8 y 11 de enero a 5 251 personas dan cuenta de la tendencia del voto para las Elecciones Generales 2025. Los resultados marcan una tendencia que deja como tercero al candidato del movimiento indígena, Leonidas Iza, con el 2% de intención de voto.
Mientras que el resto de candidatos mantienen un porcentaje menor al margen de error, que es de 1,35%.
Asimismo, la Asamblea, según la tendencia de votos perfilada por Comunicaliza, se integraría principalmente con dos fuerzas políticas: ADN y el correísmo.
En el caso de legisladores, la Revolución Ciudadana acumula el 27% y el partido del gobierno 25,5%. Le sigue Pachakutik con el 3,1%, CREO con 1,8% y el Partido Social Cristiano con 1,7%.
Marchante vaticina que los dos primeros partidos logren entre 65 y 70 asambleístas, cada uno. Mientras que el movimiento indígena llegaría con 5 o 6 legisladores, el PSC con 3 o 4, CREO con uno y la cifra para el resto de fuerzas políticas no se ha podido calcular.
En entrevista con KCH FM Radio y KCH TV, el Dr. Álvaro Marchante, consultor político y gerente de Comunicaliza, analizó la fluctuación en la aceptación del presidente de la República, Daniel Noboa.
Marchante explicó que ha habido mucho volatilidad tanto de voto como de aprobación desde que empezó la campaña presidencial de Daniel Noboa, quien antes del debate tenía una probación del 24% que subió hasta el 65% prácticamente en dos días. De ahí, su imagen se estabilizó hasta el día que fue electo Presidente de la República, donde tuvo un escalón a casi el 70% y se estabilizó hasta la declaración de conflicto armado interno, donde subió 12 puntos, hasta llegar al 82% y actualmente su aceptación se mantiene al 80%.
«Sí hemos tenido una volatilidad muy grande», mencionó.
Esta volatilidad se empezó a generar cuando Agustín Intriago, exalcalde de Manta, fue asesinado. Ahí se empezó a tener los primeros síntomas de una variabilidad muy fuerte de voto. Por ejemplo, Jan Topic tuvo una subida de casi 12 puntos.
«Entonces es difícil saber si esa volatilidad se va a mantener estable, si se va a incrementar o si mañana tendremos algún surgimiento de nuevos líderes», analizó Marchante.
Si se recoge todo el histórico de las encuestas que Comunicaliza ha hecho desde febrero 2021, la inseguridad solo era destacada como el principal problema para el 4% de la población, a raíz de eso hubo un incremento hasta el 52% . Hubo un momento en enero en que 1 de cada 2 ecuatorianos indicaba que el principal problema del país era la inseguridad.
De ahí esa percepción cayó hasta el 34% hasta hace unos días. «Cae 18 puntos la percepción de la inseguridad, nunca había tenido una caída tan drástica», señaló y dijo que llegará un punto en que la gente prefiera que se de respuestas a los problemas económicos antes que a los problemas de inseguridad que cada vez son menos percibidos.
La gente sabe valorar los éxitos. Lasso tuvo un éxito con la vacunación y con Noboa están valorando el éxito del combate a la inseguridad, donde el 72% de la población dice que la situación ha mejorado mucho y solo el 3% que la situación ha empeorado.
«Estamos ya en un punto en que quizás en 3-4 semanas la situación económica del país superará como mayor problema a la inseguridad», resaltó el consultor y comentó que «sí que podemos acercarnos a un momento nuevo de volatilidad».
Mira la entrevista completa aquí.